29 jun 2012

Visita al neumólogo


Estimado Dr. B, 

Hace mucho que no nos vemos, ya que falté a la última cita. Desde entonces sí que hay cambios: empezando por el uso de la bipap, ahora casi no puedo prescindir de ella. Paso bastante más tiempo en la cama, porque no estoy cómoda en la butaca, el problema es la cabeza que se cae para todos los lados... Por mucho que hagan los chicos, siempre me duele el cuello... 
Por otra parte, supongo que mis hijos me van a delatar, en cuanto a las comidas... La verdad es que llevo como un par de meses que solo como pasteles de chocolate con nata, no es culpa mia, es que todo lo demás no me pasa por el paladar, dicho de otra manera, me da asco, y no sé porqué, pues siempre preferí la fruta y los sabores fuertes... También le dirán que nunca me parece buen momento para hacer uso de la máquina de expectorar. En esa cuestión espero contar con su complicidad, pues si me niego es porque no lo necesito y pienso que ya lo paso bastante mal como para infligirme torturas extras...
Creo que mi peso se mantiene... Normal, con tanto chocolate... En fin... Me pregunto si debo intentar estar sin la ventilación, o usarla cuando la necesito aunque sea siempre?
Temo haberme extendido demasiado, aún así si se me ocurre algo más en estos dias se lo diré ...
Saludos cordiales,

Adilia. 

Y llegó el dia de la consulta...
Primero levantarse temprano, 8h30, para ducharme, vestirme y demás...
Primer disgusto: había elegido un bermudas blanco y una camisa blanca con florecitas azules, pues no hubo manera de abrochar los botones!!¿¿ Será de verdad el chocolate?? Porque antes me quedaba perfecta!! Y si mis hijos que dicen que estoy flaca, ¿como es posible? En fin, hemos quedado en que es por estar sentada, y a cambiar por una camiseta azul marino.
Luego, mientras mi yerno me mantenía más o menos de pie, Rosa me subía el pantalón que, gracias a Dios, entró sin problema. Sandalias, un cojin para el cuello que se tuerce a la izquierda, no sé que mania... Y las imprescindibles gafas de sol graduadas sin las cuales no veo ni "3 en un burro", más ahora que no salgo nunca, no puedo abrir los ojos al sol. Un toque de maquillaje para disimular las marcas de la mascarilla, poner la máquina y demás accesorios en un carrito que mandé comprar exclusivamente para este tipo de salidas, lo quería pequeño y discreto, me traen uno con unos suchis pintados, se puede tener peor gusto?? En el hospital ya nos conocen por el carrito.
Por fin en marcha señores que el hospital está a 10 minutos andando y la cita es a las 10h30 y casi siempre llegamos tarde... hoy estábamos antes de la hora. Al entrar en el ascensor no sé si por la mezcla de olores, me entra esa tos seca seguida de una serie de estornudos y la consecuente asfixia que nos hizo salir disparados del ascensor en busca de un enchufe, total dando la nota, con la vergüenza que me da llamar la atención... Menos mal que mi neumológo es una excelente persona y la muchacha de las máquinas también, me hicieron pasar delante y final de la excursión.

...Por cierto puedo seguir con la dieta del chocolate mientras tome los batidos!!

16 jun 2012

Hoy me vi en el espejo..


Hoy me vi en el espejo
y no me reconocí
esa que ven mis ojos
en nada se parece a mí.

Ya no tengo la sonrisa
que siempre solía tener
ni el brillo en la mirada
que iluminaba mi ser.

Hoy me vi de refilón
y no me gustó lo que ví,
ese rostro en el espejo
ya no se parece a mí.

He perdido la sonrisa
que nunca quise perder
y ese brillo en los ojos
que ahora miran  sin ver.

7 jun 2012

Vacaciones (Parte III)

Por fin en la casa. Un sitio tranquilo donde no faltaba la comodidad de los servicios imprescindibles. Nos instalamos y por fin pude mirar atentamente la boca de mi hija, estaba claro que no podían ser las muelas... Cuando conseguí que abriera la boca, le vi las llagas, pobrecilla, normal que se quejara tanto. La curé con betadine, sin mucha esperanza, pero funcionó... Inmediatamente nos hicimos con una rutina, y pasamos la primera semana de maravilla, pero ¡ay!, mi padre empezó con un dolor, llamé al médico que me dijo que volvería al dia siguiente, y una noche se puso tan mal que tuvo que ingresar en el hospital más cercano. Hay que tener mala pata...
Los niños disfrutaban, pero mis padres y yo esa semana estuvimos inquietos y preocupados, el médico venía todos los días, aunque según Toñy venía a verme a mí... Vaya... Como si no viera a los niños que solo podían ser míos. El caso es que un dia me invitó a cenar, poniéndome en el apuro de rechazar diplomáticamente. Nos había sido de gran auxilio.
El último dia fuimos a la playa temprano, nos despidimos con mucha pena de Toñy que volvió a Sevilla, y recogimos nuestras cosas. Había quedado con una de mis hermanas, Ana, que vivía muy cerca, en pasar la noche en su casa y el dia siguiente bajaba mi hermana gemela desde el centro del país, con el plan de pasar dos semanas en su casa. Todo magníficamente planificado... Peeeeero, a la hora citada, Ana no aparecía, no contestaba al teléfono y mientras oscurecia pasamos de las críticas de mi madre a una gran preocupación. ¿Como se nos iba a ocurrir que se pondría de parto?? Hay que tener mala pata!! Jejeje!!
Por fin vino su marido y otra vez sola en casa ajena...
Al dia siguiente fuimos a ver a la mamá con su bebé. Después ya todo fue como previsto.
Creo que a fin de cuentas, fue divertido.


FIN.

4 jun 2012

Vacaciones (Parte II)

Cuando bajamos del avión en Sevilla hacía más de 40 grados. Por un momento me arrepentí de haber venido, pero ya era tarde.


Recogimos las maletas y nos acomodamos en el coche de mi cuñada que vino a recibirnos. El viaje de unos 30 km hasta el poblado donde vivían mis suegros, me pareció ese dia la travesía del desierto. En fin, pasamos la primera noche como se pudo en un cuarto sin ventana y una casa herméticamente cerrada para impedir la entrada de los mosquitos.
Al día siguiente mi suegro se sintió mal y desde el ambulatorio más cercano le trasladaron a Sevilla donde quedó ingresado, así que me quedé sola con mis hijos en medio de la nada, sin teléfono, ni una tienda donde comprar algo para los niños e improvisando las comidas con lo que había en la casa.
Lo peor fue cuando al caer la noche se llenó la casa de mosquitos. ¡Nunca había visto una cosa así! (luego supe que había que cerrar puertas y ventanas antes de que llegara la avalancha de insectos). La hora coincidía con el único momento del día en que había un poco de aire fresco. Se me ocurrió untar a los niños con vinagre y aplicar en las picaduras la pomada que llevaba en mi botiquín de viaje.
El día se pasó de la misma forma, me quedaba otra noche y no veía la hora de irme de allí.
Esa última noche mi niña pequeña empezó a quejarse de la boca y no dormía, y repetía: "Agua, agua..." Pensé que le estaba saliendo una muela... En fin, amanecimos agotadas, recogí nuestras cosas, pasamos por el hospital a despedir a los abuelos y junto con una sobrina de mi marido, que se había unido a la estancia de la playa, Toñy, una chica de 17 años encantadora, cogímos el autocar para Ayamonte donde tenía cita con mis padres para que me ayudaran a cruzar el río (entonces no había puente).
A punto estuvimos de reenviar a Toñy, la prima, de vuelta a Sevilla. Se dejó el bolso con sus documentos en el autocar, por suerte era la terminal y le dije: "Corre por si está esperando en la parada de salida". Qué alivio cuando la ví volver con el bolso, mientras Rosalía se cayó de boca jugando en la plaza y le salió un bulto enorme en la frente.


Este fue el cuadro que se encontraron mis padres. Tocaba volver a coger el barco, cruzar el Guadiana, con identificación en ambos márgenes y control de aduana en Portugal (parece que hace una eternidad que no existen esos trámites...), luego coger otro autocar hasta la urbanización vacacional.
Una odisea... Más de uno estará pensando que estaba loca...

CONTINUARÁ...

2 jun 2012

Vacaciones (Parte I)

No se puede hablar siempre de ELA, la intrusa que apareció un dia para fastidiarnos la vida...


Yo no podría inventar nada, por eso siempre cuento cosas de mi día a día ó recuerdos del pasado, salvaguardando los más intimos ó aquellos que impliquen malestar para alguien.
Hoy algo me trajo a la memoria unas vacaciones que hice con mis hijos de pequeños, que fueron bastante accidentadas... Los niños tenían 8, 3, y 1 año . El año anterior no viajamos a ver a la familia porque así lo decidí yo, que pese a las ganas de ver a los míos, empezaba a cansarme de esos viajes de dos dias en coche con niños tan pequeños (sin hablar del padre que era casi peor, qué digo: 20 veces peor...)
En fin, ese año mi marido acababa de empezar en un nuevo trabajo y no tenía vacaciones, tampoco estaba nunca en casa... Así que hablé con él y le dije que me iba a Portugal a pasar unos días de playa con los niños y ver a los abuelos. Él me sugirió visitar a sus padres que apenas conocían al mayor, habían visto una vez a Rosalía y nunca a la pequeña... Tampoco es que se murieran de ganas, para mi suegra que tenía varios nietos, solo existían algunos y por supuesto no eran mis hijos. Aún así, hice planes para compaginarlo todo. Empecé por comprar vuelos de ida a Sevilla con vuelta desde Lisboa. Alquilé un lugar en la playa, les pedí a mis padres que se vinieran con nosotros y una vez todo organizado llegó el día.
Fuimos en coche al aeropuerto de Ginebra, facturamos el equipaje y como quedaba tiempo y era la hora de comer, pensamos en comer juntos en el restaurante, para que los niños no lo derramaran todo en el avión. A la hora del embarque, una azafata nos hizo pasar delante de todos y nos acompañó hasta el avión. Todo bien, salvo las caritas de mis 3 niños al ver que empezaron a traer las bandejas del almuerzo y que a ellos nada... "¿Por qué no nos traen a nosotros?" Estaban tan decepcionados que les pedí 1 zumo y un par de cositas para picar.
La escala en Madrid fue caótica, una fila enorme para  acceder a las tarjetas de embarque para Sevilla, gente por todas partes, un calor sofocante, ni azafata ni nadie que le importara verme con una niña en brazos, el bolso con lo imprescindible y pendiente de no perder a los otros dos, todo lo contrario, si me salía de la fila inmediatamente cogían mi sitio, así que le dije a Jon que no soltara la mano de su hermana que se tiró al suelo diciendo que estaba cansada. Jon le tiraba de los brazos arrastrándola por el suelo, su  bonito vestido tenía el aspecto de una fregona. Finalmente obtuve las tarjetas y corriendo, porque ya era la hora, llegamos a la puerta de embarque para ver que el vuelo se retrasaba 40 minutos, por fin sentados, uuufffffff!!


CONTINUARÁ...