Ya sabía yo que algo me pasaba, que era malo, y venía de lejos... Quice ignorarlo y seguir con mi vida, pero me enfrentaba a un enemigo mucho más fuerte que yo.
Una mañana de marzo me empujó violentamente contra una pared (digo me empujó, porque fue lo que sentí, como en una película de espíritus maléficos).
Entre desmayos y sudores frios, me
levanté del suelo para llamar por teléfono a mi hija. En 5 minutos llegó
con su novio y nos fuimos al hospital.
Sabía que tenía algo roto porque el dolor era insoportable, aún así me puse de pie para la radiografía. Al ver la placa, inmediatamente me acostaron en una camilla, luego el TAC y, efectivamente, me había roto una vértebra,
la L 12.
Volví a casa en ambulancia, pero resulta que por mucho que lo intentaron la camilla no giraba en el pasillo, finalmente dije: "Me ayudais y voy andando". ¡Qué dolor, madre mía..!
Me dijeron 5 semanas en cama sin moverme, y es que aunque quisiera no podía.
No podía incorporarme ni hacer ningún
movimiento porque me repercutía en la espalda. Tenía que comer así y
ponerme la cuña era una tortura.
Así estaba yo, cuando una mañana se presentó el abuelo Angel, casi llorando y super nervioso. Me dijo: "No
quería preocuparla pero no tengo a nadie más", y luego salió el
gordo... Le habían notificado que le iban a embargar por 240.000 €, en 5
días. Me mordí la lengua para no decirle: "¡Eso le pasa por no echar
cuenta de las cartas que le llegan del Ayuntamiento, mire que le dije
cada vez que venía una carta certificada..!"
Angel me decía "Qué inocente es
usted Adilia, esto es una trampa para ver si caigo, jajaja!!". Yo ya
conocía sus paranoias y al fin al cabo no eran mis asuntos.
Pero verle así...
Le dije "Déjeme pensar y hablar
con mis hijos". Rosalía tuvo la iniciativa de llamar a pedir
información, luego llamó a su hermano que cogió un vuelo al día
siguiente.
A la mañana siguiente ambos se fueron a
ver si podían hacer algo, y volvieron con un plazo de 2 meses a cambio
de pagar inmediatamente 20.000 €. El abuelo los tenía y pagó, ufff... Pero faltaba el resto. Angel, que era una hormiguita,
tenía 80.000 € más, aún así faltaban 140.000 €.
El piso estaba al nombre de su esposa, al no tener hijos habían hecho separación de bienes y testamento a favor el uno del otro.
Lolita tenía alzheimer en estado muy
avanzado y su marido y tutor no podía disponer de sus bienes (no sé como
funciona la ley en estos casos, pero ella no tenía ni pensión ni ayuda,
su marido tenía una buena pensión y lo pagaba todo).
Tenía un piso en alquiler y con miedo de que se lo quitasen me lo vendió-dió.
Pero cuando fue al banco con mi
hijo, resulta que no hacían ningún préstamo debido a su avanzada edad,
así que menos mal que había salvado uno de los pisos. Es decir, que sin
esa circunstancia yo no hubiera arriesgado dar mi
casa como aval, ni mi hijo pedir el préstamo a su nombre.
Aún
así fue un riesgo, porque a partir del momento en que pagamos el
embargo había que vender los 2.000 metros de terreno urbanizado en un
poligono industrial. Ya había empezado la crisis económica y era urgente
vender.
Pobrecitos, lo que han buscado,
muchas ofertas frustradas, hasta que Jon se puso en contacto con un
corredor de ventas que nos encontró un comprador.
Nunca podré olvidar el día en que,
aún convaleciente (sin saber que nunca me recuperaría), entre dos me
subieron al coche, me ayudaron a bajar y así fuimos al lugar de la cita.
Recuerdo que, ya entonces, me costaba hablar. Dije
lo que tenía que decir, que tenía otro comprador que pagaba más pero
que me parecía que no iba a conseguir el crédito, y formalizamos un trato.
Ufff!! A esta altura ya prescindía de lo que dijera el abuelo, que vivía en un mundo totalmente ajeno a la realidad.
Tuve que ir otra vez a una reunión,
donde se estipularon todas las condiciones, y crucé los dedos para que
no surgieran complicaciones...
Cuando le llevamos los cheques al abuelo, por fin pudimos respirar tranquilos.
El
25 de julio a las 3 de la mañana, suena el teléfono en mi casa...
Lolita acababa de fallecer. Estábamos solas Rosa y yo, mi hija me ayudó a
vestirme y nos fuimos a su casa. Angel estaba aturdido, me preguntó si
estaba muerta...
Cuando nos vió se relajó, sabía que nosotras nos ocuparíamos de todo...
En septiembre conseguí que me hicieran una electromiografía a través de mi seguro privado y el resultado fue ELA...
No sabía lo que era, pero pronto me enteré...
Lo peor fue pensar en la faena que les estaba haciendo a mis hijos... Y todavía estoy aquí contra vientos y mareas.
Fiquei sem palavras. Quase sempre um mal nunca vem só mas estas três coisas tão difíceis de suportar e de tantos cuidados umas a seguir às outras imagino como estavas. Triste vida que só nos trás trabalhos!Um grande abraço amiga e continua assim forte como até agora.
ResponderEliminarContra esos vientos y esas mareas luchan tus hijos contigo. Enhorabuena por esa familia tan hermosa que tienes.
ResponderEliminarhá vidas assim! gosto como contas as coisas.sou uma irmã presente, e recordo tudo que vamos falando. há pessoas a quem tudo acontece, outras a quem não acontece nada! bj
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