18 oct 2016

El abuelo Ángel (1ª parte)

Ángel me eligió, entre las candidatas al empleo, de cuidadora de noche para su esposa, pese a que yo le dije que no me comprometía, que nunca había hecho un trabajo así y que no sabía sí podría trabajar de noche. 
Pronto me di cuenta de que era difícil pero no imposible. Además estaba al lado de mi casa y yo nunca he desistido de ninguna tarea por ardua que fuese, y necesitaba el dinero. 
¿Quién me hubiera dicho entonces, que mi familia y yo seríamos los únicos asistentes a su funeral 15 años después..? 


Ángel era creyente y decía que Dios me llevó aquel día a su casa. Hoy le devuelvo la frase porque cuando enfermé él me brindó su ayuda incondicional, hasta el último momento de su vida. 

Cuando empecé a cuidar a Lolita, la casa era un cáos. Había una señora de 72 años, la misma edad que tenía el abuelo. Ella le dijo a Ángel que tenía 62 porque creía que si decía su edad no conseguiría el trabajo, curioso porque Ángel siempre pedía fotocopias del DNI... Y es que el pobre no veía "tres en un burro". Estaba desorientado, asustado, obsesionado, paranóico y perdido.  

Josefina, la señora de 72 años, venía a las 11 y se iba a las a 7 de la tarde. Yo entraba a las 9 de la noche y salía a las 9 de la mañana (para irme a otro trabajo). Josefina era buena persona pero no tenía iniciativa, cumplía estrictamente las órdenes del jefe, y a mí pronto me quedó claro que el pobre jefe no tenía la menor idea de cómo llevar la casa, ni de los precios , ni de nada.
Se había ido a una residencia cuando se dio cuenta de que su esposa hacía cosas raras. El día en que la llevó al médico llevaba varias faldas puestas, unas sobre otras. Le diagnosticaron alzheimer en estado muy avanzado. A Ángel se le vino el mundo encima... 

Con su impulsividad, que tantas veces le jugó malas pasadas, se trasladó con muebles y bienes a una residencia gestionada por monjas. No os paso los detalles de la estancia para no entretenerme, que no por falta de interés... 
Pronto se peleó con las monjas y decidió volver a su piso, donde le conocí un año más tarde. En ese año, han pasado por su casa cuidadoras de todo tipo, edades y nacionalidades. Se quedaban unos días y huían despavoridas, y es que Ángel tenía muchas manías, se había vuelto taciturno, desconfiado y poco sociable. Algo de razón tenía porque todas las joyas de Lolita habían desaparecido, incluida su alianza, hay que tener mala sangre... 

Mi primer logro fue convencerle de operarse de cataratas, primero un ojo y luego el otro. Eso le cambió la vida y el humor, porque de no ver nada pasó a ver perfectamente, además comprobó que podía salir, que a su esposa no le pasaba nada.     
El segundo paso fue conseguir que encendiera la tele, él decía que Lolita se asustaba pero yo estoy segura de que era porque no veía. Como yo era muy comunicativa, le iba contando mi vida y poco a poco este hombre que parecía mudo, empezó a hablar... 

Josefina hacía 2 veces en semana el mismo cocido, que a mí me daba náuseas cuando se lo tenía que dar a Lolita para cenar. Ángel cenaba un cubito de caldo con agua calentado en el microondas y una loncha de mortadela con pan, siempre lo mismo. Y me decía que no quería más nada. No me lo podía creer... 
Sus ropas estaban usadas y muchas prendas rotas y sin botones. Empecé a pensar que tenía dificultades para pagarnos. Yo descansaba el domingo, creo que Josefina también y había una tercera persona para sustituirnos. Total que empecé a llevar de mi casa, un trozo de tortilla, una sopa de verduras, unos guisantes con jamón, etc... 

Las primeras Navidades le dije a mi compañera que yo haría la cena de Nochebuena y la comida del 25 para ellos 3, ó 4 si quería que viniera su marido... Hice un pequeño mantel blanco y 2 servilletas a juego para los dos abuelos. Me pasé la tarde cocinando para todos, y no olvidaré a Ángel cenando su caldo casero, su pavo relleno con verduras y patatas doradas, su copa de buen vino y un postre, mientras yo le daba a Lolita su plato, me dijo 3 veces "Todo está exquisito". Luego yo me vine a cenar con mis hijos y volví con ellos. Era una constante carrera... 
En nochevieja se repite la historia, además que un poco antes de la medianoche, me puse a pensar en los abuelos... Y acabamos en su casa con el champán y las uvas... 
Esto se repitió durante años, hasta que falleció Lolita el 25 de julio de 2008. 

En esos años, Angel acabó delegando en mí toda la responsabilidad de la casa. Josefina perdió a su marido en marzo de 2002 y dejó el trabajo. Desde que estoy enferma perdí el contacto con ella... Cuando murió Lolita yo estaba convaleciente de una fractura de columna (era el principio de la ELA). Le pregunté al abuelo si quería que avisara a la familia, aunque sabía la respuesta, y ante un no rotundo, mi hija hizo los tramites del funeral al cual asistimos nosotros y las 2 sustitutas.    
Estoy convencida de que este hombre no hubiera sobrevivido sin nosotros. Venía todas las tardes a mi casa y los fines de semana venía a comer y se quedaba hasta la noche. Cualquier problema que tuviera, entre todos lo resolvíamos. 
Ángel que no tuvo hijos de repente tenía nietos y más tarde bisnietos, fue feliz con nosotros, ya no estaba solo... 

CONTINUARÁ...

(Escrito con la mirada)

5 comentarios:

  1. Es la realidad pero supera cualquier novela, es la que está incluida su escritora. Esperamos con expectación la continuación.

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  2. eu choro porque sei,e acompanhei muita coisa,mas choraria na mesma com esta narrativa,que comove qualquer ser humano,se não tivesse nunca visto nem conhecido Angel,e Lolita. Muito tarde na sua vida,o avô teve de facto uma família. eu incluida.

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  3. Un relato de VIDA! frágil, humano, lleno de cariño...Adía te admiro, hoy tengo ganas de ti, llueve encerrado en casa, mi pensamiento voló hacia tu buena persona, abrazos josep

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  4. E o Angel tinha razão... e lá está por vezes "Deus escreve direito por linhas tortas" ... uma super fã do blogue e da sua autora, aguarda, também, o próximo capítulo, GRACIAS por partilhar connosco!!! Abração

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  5. Bem ajas por aquilo que escreves, bem ajas por partilhar estas histórias de vida, verdadeiras, e tão cheias de carinho.
    Um grande Abraço

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