17 sept 2011

Echar la vista atrás


Hace tiempo que no hago una incursión al pasado, es decir, a mi vida de antes.
No sé, algo tiene que haber por ahí...
Quizá los bautizos de mis hijos que tienen cada uno su qué. Aunque soy reacia a estas cosas de religión, no soy del todo atea. Puede que esto resulte raro y soy consciente de ello. Mi incoherencia en este tema no es tal pues "yo me entiendo"...
En realidad mi familia es católica no practicante, por motivos muy sencillos, y es que en mi aldea no había iglesia. Obviamente, por mucho que creyeran en Dios y en la Virgen María, no se les podía pedir a estos campesinos que trabajaban de sol a sol, caminar 30 kilómetros para ir a misa, tanto más que para entrar en la iglesia había que ataviarse con los mejores atuendos y en la mayoría de las familias, estos brillaban por su ausencia.
En cuanto tuve uso de razón me pregunté porqué el cura no se desplazaba al pueblo a oficiar la misa por lo menos un par de veces al año, al igual que lo hacían  las maestras de escuela cuando Salazar decidió acabar con el analfabetismo en los medios rurales (decisión de la cual le estoy muy agradecida, por dictador que haya sido). De haber nacido unos años antes hubiera sido una iletrada, a menos que tuviese la iniciativa de inscribirme más tarde en la escuela para adultos superando los complejos y la vergüenza de declararme analfabeta, salvando además otros escollos de orden familiar, laboral y demás. Como decía la maestra la destinaban a cualquier aldea perdida en medio de la nada, sin electricidad ni agua corriente y no les quedaba otra que resignarse. Con más o menos entusiasmo estas pioneras de la instrucción han hecho mucho por nosotros, niños de los pequeños pueblos agrícolas, y para ellos va mi admiración retrospectiva.
Cuando tuve 7 años me incorporé a esa escolaridad obligatoria que se impartía en un viejo almacén donde cada alumno tenía que llevar su propia silla de casa... Ese año estaban dando los últimos retoques a la nueva construcción donde nos trasladamos a medio curso. Ahí estabamos los 4 cursos q formaban el graduado de primario en aquella época. Pocos años pero intensos. Mañana y tarde, y cuando tocaba catequesis salíamos casi de noche. La primera decepción que me dió la iglesia fue justamente cuando todos estabamos preparados para la comunión y nos dijeron que solo unos pocos podrían hacerla ya que no habia túnicas blancas para todos... ¡Como si no pudieran lavarlas y hacer turnos!
Pese a todo, me casé por la iglesia, bauticé a mis hijos y también hicieron la 1ª comunión.
Hasta ahí llegó mi fé aunque ya muy deteriorada.
Si volviera al comienzo, creo que todo sería diferente.
Los bautizos los cuento otro dia, jeje! Se ha hecho tarde...

4 comentarios:

  1. Somos el credo que nos hemos formado con los años, no el credo que nos hicieron creer de pequeños. Bonita mirada atrás.
    Un abrazo

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  2. é. bonita mirada atráz. e descrita perfeitamente.
    a tua memória vai sempre para alem da minha.
    menos mal que não nascemos na década anterior
    pois seriamos de facto analfabetas, a menos que
    a nossa sede de saber, superasse todas as dificuldades e entraves.
    recordar é viver. gostei muito.

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  3. La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.

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  4. Sí algo tiene que haber por ahí...pero ni mucho menos lo que dice la iglesia. Es cierto en manos de la iglesia ha estado siempre el conocimiento y así lo ha gestionado para unos cuantos, el cómo, el cúando y el cuánto. Sin duda ninguno repetiríamos el folclore religioso de todos los actos de nuestra vida, volver a nacer para ser críticos. Pero eso te lo explico en nuestra siguiente vida, jajajajajaj. Te quierooooo!!!!

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