20 abr 2010

Mi mejor amigo


Mi mejor amigo tiene 83 años.
Le conocí cuando me mudé a Sevilla tras separarme de mi marido, era el verano del año 2001. Recién separada, con 1 hijo acabando sus estudios, otra empezando la facultad y la menor saliendo de la secundaria, mi primer problema era económico, a pesar del convenio regulador que nos otorgaba una cantidad para vivir.
Todos sabemos que ese tipo de pensiones son como premios de consolación, pretender vivir con eso es una utopía, sin contar con otro factor también común, y es que cuando menos te lo esperas ya no llega el ingreso.
Mi temor a no encontrar trabajo se desvaneció rápidamente. Pienso que cuando de verdad estamos dispuestos a echar mano de cualquier medio de vida no es tan difícil.
El primer mes yo ya estaba sustituyendo a alguien. Mientras tanto un dia me trajo mi hijo un anuncio escrito a mano con rotulador y en caracteres excesivamente grandes. Esta persona buscaba a alguien para cuidar de su esposa enferma y especificaba que daba preferencia a mayores de 50 años.
Una vez realizada la llamada y comprobada la dirección me dí cuenta de que desde mi puerta podia ver su ventana. Asi conocí a mi amigo Angel.
Él me ofreció un trabajo para las noches ya que de día tenia ya a otra señora. Le propuse 15 dias de prueba, pues la idea de dormir fuera de mi casa no me seducía... Finalmente me quedé y desde entonces han pasado 9 años y tantas tantas cosas que podria con ellas escribir una trilogía.
Su esposa falleció en julio de 2008, año particularmente nefasto para nosotros... Por primera vez yo estaba ausente, víctima de una fractura vertebral, consecuencia de una caida. En esos momentos yo todavía no sabía la causa de esas caídas y los niños decian que estaba "en la parra".
Durante meses he ido a pasar un rato con él. Iba con mis muletas y me acompañaba una de mis hijas. Cuando dejé de ir, los papeles se inversaron. Hace aproximadamente un año ya se hizo imposible el camino hasta su casa, aunque corto, y desde entonces es él quien diariamente hace el trayecto. Llega puntual, sobre las 7h de la tarde y se queda un par de horas.
Él me regaló este portátil las navidades pasadas, con él nos comunicamos aunque muchas días no necesitemos hablar.

5 comentarios:

  1. Me alegra volver a leer tus cosas. me paseo por tu blog casi todos los días. Hoy por fin veo que te has animado. Leyendo tu entrada he recordado dos libros que nos regalaron cuando Jose cayó enfermo. Tu historia me hace pensar en uno de ellos, no se si lo habrás leído "Martes con mi viejo profesor"...Es un testimonio de un enfermo de ELA sobre la vida, la amistad y el amor. Tu historia es así, está llena de esos sentimientos que nos hacen la vida un poco más fácil. Sigue aprovechando esos buenos momentos y seguirás sintiendote feliz. Un beso. Mari Carmen.

    ResponderEliminar
  2. Também gostei de ler a maneira como encontraste o avô, e como matem essa amizade ao longo dos anos ! As tuas histórias saem da alma. Abraço da glorinha !

    ResponderEliminar
  3. Y ayer, martes 13 de Septiembre, se fue para siempre.
    Justo ahora volvemos de su entierro, todos con una profunda pena y un eterno agradecimiento por haber compartido la última parte de su vida con nosotros.
    Ángel ha sido el abuelo que nunca he tenido.
    15 años que lo conozco, y estos últimos 8, le hemos tenido cada tarde en nuestra casa.
    Él venía puntualmente a las 19h30 y se iba a las 21h30. Después de saludar a mi madre con su habital "Buenas tardes compañera", se ponía sus auriculares, se sentaba en su esquina del sofá y le llevábamos su vasito de agua. Los fines de semana venía desde el mediodía y comía con nosotros.
    A los niños les quería muchísimo, siempre les decía que se acercaran y se ponía a cantarles sus canciones o contarles sus cuentos. A Lisa la montaba en su andador y se ponía a darle vueltas por el pasillo...
    Ay Ángel, nuestro ángel, parecía que nunca te morirías. Estabas tan bien a pesar de tu edad.
    Me alegro de que hayas disfrutado de una larga vida y de que te hayas ido sin sufrimiento, sin padecer ninguna larga enfermedad, sin arrastrarte hasta la tumba.
    Sobretodo me alegro de que me dijeras, muchas veces antes de irte, que gracias a nosotros no te sentias solo. Me llena de alegria saber que te sentiste aocompañado todo el tiempo, a pesar de que no tenías familia, y la que tuvieras nunca apareció por tu casa.
    Nosotros fuimos tu familia, y tú una parte importante de la nuestra.
    Para mí, mi abuelo Ángel. Gracias por todo lo que hiciste por nosotros, por tu cariño y tu compañía.
    Hasta siempre...

    ResponderEliminar
  4. e até sempre Angel. vou sentir a tua falta ,todas as vezes que for a Sevilha visitar minha irmã,e meus sobrinhos. Guardo com carinho as palavras que sempre me dizias. e o último abraço...

    ResponderEliminar